Tuesday, November 09, 2004

Visita

Necesitada de luz solar, abrí un poco la persiana.
¡Ahh! nada cómo la luz solar. Continué trabajando.
No sentí su presencia, pero repentinamente y sin razón alguna levanté la vista y la dirigí justo hacia dónde estaba...observándome. A pesar de que sus ojos eran demasiados pequeños, tenía una mirada penetrante, pues me inmovilizó.
No atiné reacción alguna, más que mirarle, admirarle y sonreirle. Su delgado y estático cuerpo me cautivaron. Me acerqué a la ventana, le miré directamente, no se inmutó, me obsrvó unos segundos antes de rápidamente agitar sus alas y partir.
Entre tanto movimiento y estrés... la presencia de esa pequeña libélula en mi ventana me cambió de humor.

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