Monday, September 05, 2005

Atando cabos

Ayer lo ví. Fuimos a almorzar, luego al parque y por último al cine...¡Ja! ¡Qué curioso! En todo el tiempo que fuimos pareja, creo que solo dos veces fuimos al cine. Compartimos la cubeta de palomitas y así una a una, igual que nuestra relación, se vació. Nuestras manos se encontraron un par de veces y fingieron no conocerse. La intención fue la misma, darle a nuestra historia el final que no habiamos logrado anteriormente.

Se acabó la película y caminé apoyada en su brazo...como quién te acompaña a la puerta para despedirte. Me llevó a casa y allí mismo, en aquel estacionamiento, dónde hace poco más de un año todo comenzó, concluímos lo que en algún momento nos unió.

La flaca dice que no se puede seguir adelante si dejas cabos sueltos atrás. Duelen las despedidas, pero duelen aún más los finales inconclusos. Ayer, Fer y yo atamos los cabos para poder continuar, aunque ya no sea juntos.

Nos miramos...silencio...un "te quiero" y el final. Es así como dos meses de separación y una sonrisa desarmante después, ato el cabo que hubiese podido atar mi corazón. Pero a pesar de todo, él siempre será la persona con la que ví mi primera estrella fugáz.
La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

Oleo de mujer de sombrero
-Silvio Rodríguez

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