Friday, August 06, 2004

De las alergias

Pregúntome yo...¿Acaso, alérgica seré?
Mau, sabes demasiado. Besitos.
Me declaro morofan...y?

Alergia
Mauricio Jiménez

El silencio se interrumpió
por las fauces del anciano
mientras este degustaba
el crujir de una manzana
y su piel bajo sus labios.

Un joven lo miraba asombrado.

"Maestro- preguntó el aprendiz-he leído diversos manuscritos,
que sin duda provienen de su puño,
donde cuenta desesperado
su razón sobre el pecado
y su alergia a estos frutos...

"Sin embargo de hace tiempo
lo he venido observando.
No cuestiona ya a su antojo,
no lo dudan más sus labios
al comer una manzana.

¿Cómo arrojó lejos su alergia?"

"La respuesta no la tengo
-Dijo ahora el anciano
tras pasar aquel bocado-
si pudiera yo cambiarlo
a mi simple potestad
muy distinta sería mi vida...

"...sólo de eso estoy seguro,
pues sin duda lo que haría
sería cambiar destinos."
Al viejo se le empañaron los ojos
y el joven miro su dolor.
"Maestro, ¿qué ha pasado?"

"Hace mucho, mucho tiempo
ocurrió, mi joven amigo,
que conocí a una mujer
con, sin duda, grandes dotes
basados en un talento escondido
detenido por el miedo...

"Sublime era aquel talento,
grandioso entre sus manos
y era en su voz excelso...
Dirían tres de mis maestros
que no era la más guapa del mundo,
pero sí más guapa que cualquiera...

"Pero un velo misterioso
se cernía sobre de ella
más obscuro incluso era
que los ajuares que ahora visto.
Ella siempre lo mostrabacon afán atemorizante...

"Sin embargo yo desnudé
lo que su velo perverso ocultaba
y descubrí a una pequeña
dulce, tierna y temblorosa,
ávida de aprender y ser,
ávida de amar y crecer...

"Entonces fue que quise yo, ser
y serlo todo para ella.
Su maestro, su aprendiz,
su pecado y redención,
su inspiración y su poeta,
su filial, su erótico y su ágape...

"Todo aquello se volvió,
todo esto me volví,
y yo fui mucho más...
Fui el iris de sus ojos,
el tatuaje de su espalda,
su beso en la madrugada...

"La sangre entre sus uñas,
la carne entre sus labios,
el mar en su sed inmensa,
la razón en su dulce canto,
la luz en su sonrisa,
su dios y su devoto...

"El explorador de sus misterios,
el domador de sus bestias,
el cazador de sus sueños,
el asesino de su tristeza,
la recompensa de sus besos,
navegante de su espuma...

"Le di mis ramas como abrazos,
mi lengua, mis oídos y mis ojos
lo que me quedaba de inocencia,
lo que buscaba de indecencia,
le di placer, le di tormentas,
le di calor, le di consciencia...

"Me convertí en amor
y siendo amor me derramaba
esparcido en mil caricias
recorriendo su piel toda,
penetrando en sus entrañas...
Yo fui amor y ella me amaba...

"Y al ser todo para ella
tuve que ser también olvido,
aun en contra de mi voluntad
y a pesar de mi tristeza,
porque ella, hermano mío,
resultó alérgica a la felicidad..."

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