Mi amá

¡Mi amá es una vieja bien chingona!
Ella para mí, como las amás de muchos, es mi motor. Mi empuje. Mi todo.
Un día de esos trochos que suelen pegar y nublan el día, conversaba con ella por teléfono y me puse a contarle mis penas. Andaba yo muy desanimada por que mi vida simplemente no estaba tomando el curso que debía haber tomado, según mi plan de vida. Me estaba desanimando con respecto a la escuela, mi chamba estaba del nabo y nomás no conseguía otra. Sin carrera, está cañón. En fin, de repente mi amá me interrumpió y me dijo...

-Cuelga y conéctate.

Me sacó de onda pero lo hice. Cuando me conecté me escribió.

- Te voy a mandar algo que he guardado por muchos años. Te lo mando, para que recuerdes que tú siempre has soñado con ser alguien. Siempre has tenido metas y siempre he tenido la confianza de que lo lograrás.

Yo seguía sacada de onda hasta que ví este papelito...

No hay palabras para describir lo que sentí. No podía creer que mi madre llevase consigo ese papelito, todos estos años, resultado de mis incontables horas jugando a la Dra.

No sé si mi madre tiene la más remota ídea de lo que inyectó en mí al compartirme ese tesorito. Dice que he cambiado mucho pero lo que no dice es que es gracias a su inagotable fé en mi. El sábado fue mi primer día en la Universidad y aunque sé que será difícil...voy en camino amá, mi vida retoma su curso. Gracias, madre de mi alma, por ser el pilar que ha hecho de mí quien soy y siempre seré. ¡Te amo!